Tus manos en mis manos acogidas,
cruzabamos el parque en que me heriste,
aquella tarde en que, por fin, quisistecerrar con tus palabras mis heridas.
Las hojas de los arboles caidashollaban nuestros pies, y a su eco triste, parecen corazones, me dijiste,
Las hojas de los arboles caidashollaban nuestros pies, y a su eco triste, parecen corazones, me dijiste,
que perdieron la savia de sus vidas.
Un soplo fuerte, inesperado y frio,
por los senderos libres y desiertosbarrio las secas galas del estio...
y entre el huir de corazones muertos,
y entre el huir de corazones muertos,
llebnos de amor, tu corazon y el mio,
cantaron juntos a la vida abiertos.
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